No son millennials, son Job Jumpers

No son millennials, son Job Jumpers

 

¿Qué piensas de una persona que ha cambiado varias veces de trabajo en los últimos dos o tres años? Hasta hace no mucho un curriculum con varios saltos profesionales llevaba a especular. ¿Problemas de adaptación? ¿Poco estable? Eran preguntas que podía hacerse un reclutador.

Sin embargo, lo que antes se rechazaba ahora se empieza a valorar.

El mercado de trabajo va detrás de otras competencias

Polivalencia, flexibilidad, adaptabilidad al cambio, curiosidad, creatividad, inteligencia interpersonal, autogestión, alta motivación, resiliencia, trabajo en equipos multigeneracionales y multiculturales, o actitud positiva; son competencias que puede demandar una empresa hoy en día.

Hay una nueva especie de trabajador, se les llama job hoppers o job jumpers; son personas que cambian de puesto de trabajo y empresa cada pocos años en busca de nuevos retos profesionales.

Se valora de ellos su aportación en cuanto a experiencia, y su capacidad de adaptarse a entornos cambiantes.

¿Han cambiado las personas y sus inquietudes?

Hace mucho tiempo que la ciencia está al corriente de que las personas necesitan retos, y hace tiempo que algunas empresas prefieren ignorarlo.

¿Somos las personas, son los millennials, o son las empresas, cuyos proyectos son finitos; o sus condiciones no encajan con las necesidades de los actuales profesionales, las que hacen dar el salto a otra empresa? 

¿Llega el job jumping para convulsionar al momificado mercado de trabajo? ¿para despertar el emprendimiento, para menear a las empresas del palo y la zanahoria? ¿o para sacar del asiento a los que no saben nada de las personas?

La retención del talento se ha ignorado, se ha mirado a otro lado, porque nadie se iba de su puesto de trabajo, o muy pocos. – ¿Quién en su sano juicio puede pensar que trabajar puede ser algo motivador y divertido?, ¿Qué persona cuerda puede plantearse, con los tiempos que corren, dejar su puesto de trabajo por ser absolutamente infeliz en él? Estaríamos locos si pensáramos en divertirnos cada día-.

Como decía antes, la ciencia hace mucho que está al corriente de que la motivación intrínseca, basada en el placer, es el impulso más fuerte y persuasivo.

¡A la porra con las zanahorias! Es humano querer divertirte en tu trabajo, o simplemente querer estar a gusto, no sintiendo la sombra del palo. No es de locos, es de personas.

Es coherente con el tiempo en el que vivimos, con la sociedad de la información y el conocimiento, del fast food, y la macrobiótica, del yoga y el jogging, del vinilo y la música en streaming, del Yin y el Yang.

En un tiempo en el que todo vale, y todo ha cambiado, en el que hay que exprimirse cerebro y estómago para destapar tus talentos; en el que hay manual para casi todo pero no para encontrar empleo, ¿Por qué no vamos a cambiar las personas? ¿Por qué no iba a hacerlo el concepto de trabajo? Y ¿Por qué no iban a transformarse también las empresas?

¿Podría el job jumping ser consecuencia de la ausencia de una propuesta de valor por parte de muchas empresas?

En un tiempo en el que todo vale y todo ha cambiado, no hay que extrañarse si el talento se fuga, y ellos pueden ser los responsables… Les llaman Job jumpers.

 

Gracias por leerme.

Post publicado originalmente en La Nueva Ruta del Empleo

 

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